2.04.2013

La verdadera historia de Puente Abadía


Redacción Buga
El Periódico

Camilo Abadía Yusti, natural de Andalucía Valle, nació en 1.930, llegó a Buga por los nexos con algunos familiares que tenía en esta ciudad; laboró por espacio de 12 años en Colgate Palmolive, inicialmente en el área de ventas y posteriormente ascendió a la Gerencia de promoción de ventas.
Llegó a manejar 1.000 trabajadores en todo el país, al retirarse de la compañía se radicó en la finca Las Delicias de propiedad de su familia en Buga, donde crio sus hijos, posteriormente se fue a vivir a la ciudad, luego a Cali, y de allí se regresó a Buga donde aún vive.
Este ilustre hombre bugueño por adopción, de mucho emprendimiento por cierto, amante de las buenas costumbres, de hacer el bien al colectivo sin esperar nada a cambio, fue el artífice del Puente Abadía, la historia nos la relató de la siguiente manera.
“Bueno, hubo un derrumbe al lado de la carretera precisamente en frente del “Puente Negro” o “Puente Techo de Buga”, y hacia las dos de la madrugada el gran talud de tierra de la montaña del frente le cayó, arrastrándolo y lanzándolo al fondo del rio, dejando incomunicados los pocos moradores del sector, al igual que imposibilitando el paso de los vehículos livianos a sacar los productos agrícolas de la región”.
“Este era un puente en Comino que databa de más de 100 años, muy fino por cierto, eso fue hace 27 años precisamente”, puntualizó Don Camilo Abadía Yusti, quien ante la necesidad de pasar al otro lado del rio, él y algunos vecinos le solicitaron al municipio que les ayudara con la habilitación de un camino para poder comunicarse en carro, pero esto se convertía en una constante preocupación, porque cuando ellos veían que se nublaba en la parte alta al oriente del municipio, dejaban los carros al otro lado del rio para evitar quedar encerrados del todo, era el único camino de interconexión; en esta problemática duraron dos años, fue entonces por iniciativa de Don Camilo que con la mano de obra de sus trabajadores de la hacienda, se dan a la tarea de sacar balastro del río por espacio de seis meses, hasta obtener abundante material para iniciar una obra hoy trascendental para el municipio y la población campesina.
Con aportes de su bolsillo por el orden de los 17 millones de pesos de la época y los escasos aportes del municipio de 2 millones de pesos, en la Administración de la Ingeniera Gloria Estella Sánchez Sepúlveda, se da inicio a la construcción de un puente que permitiera el paso de vehículos de todo orden, sin que arriesgaran al paso; fue con la colaboración de dos de sus sobrinos, quienes laboraban en la Federación de Cafeteros de Colombia, que consiguieron un maestro que supiera construir puentes en material, ya que ellos si contaban con personal experto en el tema.
El puente se proyectó para quedar a ras de carretera, pero por razones de un viaje que debió realizar a los Estados Unidos de Norte América, dejó en manos del maestro y los oficiales de la construcción el proyecto, ante lo cual no contemplaron  la altura para que quedara como Don Camilo Abadía lo anhelaba, es por ello que el puente se encuentra en una bajada.
Actualmente existen 50 casas, cuyos habitantes se benefician del puente, que está apto para soportar 50 toneladas; dicha estructura resistió una creciente del río muy fuerte, la cual afectó solamente el barandal, por cuanto el agua superó la altura y cubrió el puente sin afectar más que las barandas que fueron arregladas por el municipio.
Algunas personas colocaron en los laterales del puente, el nombre del gestor de la obra, lo cual no gusta a Don Camilo, porque es una persona muy modesta.
Lo que si debe reconocérsele en vida, es el importante aporte que ha hecho a Buga, con una obra trascendental, la que seguramente ninguna administración local o departamental hubiese realizado en estas condiciones de firmeza, seguridad y resistencia, porque  la razón del politiquero, conlleva al miti- miti, lo que jamás habría permitido una persona de sanas costumbres, nobles ideales y gran visionario.
La historia no puede ser ajena a la buena y noble voluntad de quien sacrificó sus pocos ahorros del trabajo que por espacio de 12 años desempeñó en Colgate Palmolive, para invertirlos en una obra que a decir verdad, poco representaba para él, puesto que era deber del municipio o el departamento levantar nuevamente el puente.
Hoy, vive tranquilamente al lado de su esposa, la señora Amilbia Gallego, en un pequeño terreno que le quedó, obteniendo el sustento diario producto del cultivo de flores que vende en el comercio local; aunque logró amasar buena fortuna por ser dedicado, juicioso y no era vago, lo que adquirió con el esfuerzo y fruto del trabajo lo entregó a manos llenas a los bugueños, que por cierto jamás le hemos hecho un debido reconocimiento a su altruismo, el que si recibió del General Landazábal Reyes, quien lo condecoró con la medalla de Santa Bárbara, en acto que se cumplió cierto día en el Batallón Palacé de Buga, por ser un hombre emprendedor y muy batallador. En mora está la clase dirigente y política de Buga, y ojala no lo hagan cuando sea demasiado tarde y él no lo pueda disfrutar.

GEWEB