1.14.2013

El Parque Bolívar, sanitario de habitantes de calle


Redacción Buga
El Periódico

El Parque Bolívar, ubicado contiguo al Hotel de Turismo Guadalajara, se ha convertido a más de  aposento de consumidores de alucinógenos, en  batería sanitaria para toda aquella persona que a bien lo quiera.
Sin considerar que este es un sitio emblemático de Buga, por encontrarse en inmediaciones al primer Hotel de la Ciudad, los mendigos, orates y habitantes de calle especialmente, llegan allí y detrás de una guaduilla o de un frondoso árbol, hacen sus necesidades  sin importar que del otro lado de la vía sobre la calle 1 sur les observen quienes por allí transitan.
Múltiples han sido los llamados que las comunidades, comerciantes del sector y moradores, hacen a las autoridades de Policía, a fin de que erradiquen de este sitio los consumidores de vicio que a toda hora del día llegan a cumplir su misión, pero hasta ahora, los operativos han sido pasajeros.
Como se recordará, hace poco, la espada que lleva el busto del Libertador sobre su mano derecha, fue dañada por estos antisociales, quienes  no contentos  de convertir este elegante parque en una oficina donde operan la maldad y el vicio, atentan contra el Patrimonio  cultural e histórico de la ciudad.
Cansados se encuentran los propietarios y administradores de establecimientos comerciales y los residentes del sector, por esta incontrolable situación; de ahí el urgente llamado para que se inicie la erradicación de estos consumidores de vicio y licor, del emblemático Parque de Bolívar.
Hay que tener en cuenta que allí acuden los turistas para repasar la historia del Cristo de las aguas y aún, a bañarse en estas tranquilas y frescas aguas, donde según la leyenda, “allá por el año 1.580 Buga era un pequeño caserío, en el Valle del Cauca, Colombia. El río de Buga corría en aquel entonces por el sitio donde ahora está el templo del Señor de los Milagros. Al lado izquierdo del río, había un ranchito de paja donde vivía una india anciana, cuyo oficio era lavar ropa. Esta mujer era muy piadosa y estaba ahorrando y reuniendo dinero para comprarse un Santo Cristo y poder rezarle todos los días. Reunió 70 reales que era lo que necesitaba para comprarlo y traerlo desde Quito”. 
Esta situación ha conllevado a que los feligreses dejen de acudir  al afluente hídrico que pasa cerca al Parque, por temor a ser despojados de sus pertenencias, indican los moradores del barrio José María Cabal de Buga.

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