9.08.2014

Fuertes críticas a exagerados precios en el sector de la Basílica

Redacción Buga
El Periódico

Múltiples quejas se reciben permanentemente por parte de los turistas y visitantes, a raíz de los altos costos que tiene el servicio de restaurante en la mayoría de establecimientos  de la gastronomía, asentados sobre la Avenida del Milagroso.
Las denuncias radican en que los llamados “jaladores” (personas encargadas de llevar los clientes hasta el restaurante), los abordan con una serie de promesas en cuanto al menú alimenticio y al momento de cancelar la cuenta, resultan con valores nunca imaginados ni tampoco explicados por el mencionado personaje.
Las anomalías han llegado al seno del honorable Concejo Municipal de Guadalajara de Buga, donde el cabildante James Gómez  precisó que esta situación es repetitiva y que en el caso de él, ha sufrido personalmente este ultraje al bolsillo, burlando la buena fe de los clientes; de ahí que  dejó claro que iniciará un proceso de averiguación con la Secretaría de Gobierno, a fin de establecer qué acciones se adelantan por parte del área de control a precios, pesas y medidas en especial en estos restaurantes que están alejando los turistas religiosos con su indebida actuación de engaños en los precios y productos comestibles ofrecidos.
Igual sucede con muchos almacenes de reliquias, los cuales asaltan la buena fe de los visitantes  a quienes les venden los productos religiosos a precios sumamente exagerados, conllevando a que no vuelvan a Buga ni siquiera a recoger los pasos.
Las probabilidades que el comercio que se genera por el santuario del Señor de los Milagros en Guadalajara de Buga, está colmando la fe de quienes al llegar buscan llevar a sus sitios de origen un recuerdo de su visita a esta ciudad, y el peor concepto que se están llevando es la mala atención, asalto a sus bolsillos bajo la estrategia de engaños y mentira, son patrones de una conducta indebida de la que se aprovechan desde los propietarios, administradores y que comprometen a los  colaboradores como son los denominados “Jaladores”, quienes  son los primeros en intervenir los clientes y les argumentan falsedades a fin de que realicen las compras en sus establecimientos comerciales, restaurantes, cafeterías, parqueaderos.
No en vano muchos turistas religiosos que llegan a esta ciudad, taren consigo sus comidas, las que luego de visitar la imagen del Milagroso en su Santuario, se ubican en los parques para degustar y sólo dejan la basura regada en el sitio, generando un desorden y desaseo.
Estas acciones negativas del comercio en el sector de la Avenida del Milagroso convierte este flujo de turismo en solo un río humano que por donde ingresan, vuelven a salir sin ni siquiera dignarse visitar los sitios turísticos, arquitectónicos o de interés general, quizá por el temor de quedarse sin dinero ante los súper elevados costos de reliquias, parqueaderos, comestibles, entre otros.
Esto sin incluir el desbordado nivel de mendicidad e indigencia que les aborda al bajarse de sus vehículos automotores, o que les llegan aun cuando están en el silencio de la oración.
Son factores que se han  casi que unido en el mismo propósito, saciar sus ansias monetarias, olvidándose que detrás de cada turista existe una divisa para el comercio local, contribuyendo con el movimiento de la economía en todos sus sentidos.

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