6.13.2016

Vendedores de flores del Cementerio, reclaman acciones humanas por parte de la Diócesis de Buga


Con la remodelación del parque Ricaurte en el año 2010, se inició también  un nuevo proceso para las personas que por más de 30 años venían desempeñándose con las ventas de flores en el sector, a ellos se les anunció por parte de la administración municipal del entonces alcalde Licenciado John Harold Suárez, que se ubicaran sobre el andén de la calle 8 del cementerio católico.
Los comerciantes del sector flores, quienes llevan en la labor más de 30 años, han indicado que siempre han ejercido el trabajo sin condicionamientos laborales, han cumplido con las obligaciones mercantiles en el pago cumplido de los tributos municipales, y siempre han propendido por ambientes sanos y adecuados para los compradores, clientes y los peatones.
De ahí que ahora no entienden por qué se les quiere coartar el derecho al trabajo por parte de la Diócesis de Buga, quienes en reiteradas oportunidades les han manifestado que deben desalojar el sitio de la calle octava entre carreras 18 y 19, porque este es un espacio privado.
Carlos Fernando Jiménez y Rómulo Guarán, comerciante de flores, llevan en dicha labor no menos de 35 años, y han venido de generación en generación brindando los arreglos florales a clientes y a quienes les honran con la compra de sus productos, esperan que desde la administración municipal y la Diócesis de Buga se generen espacios y ambientes agradables de trabajo, y no se les conmine como se viene haciendo, al punto de cerrar la puerta del cementerio por la calle octava, para evitar que por allí circulen personas, y se realicen las acostumbradas ventas de arreglos florales; desde luego, dificultando la movilidad de las personas y sometiéndolos al peligro inminente que representan  andar por la carrera 18, de alto tráfico vehicular.
Recuerdan los comerciantes del sector del Cementerio de Buga, que se les dijo en su momento que se trasladaran al sitio que hoy ocupan y que llevan allí desde el 2010, mientras se realizaban los trabajos de remodelación del parque Ricaurte y que al terminar se les ubicaría nuevamente para que continuaran en su cotidiana labor, lo cual nunca se cumplió, y hoy notan que la Diócesis se ha empeñado en retirarlos argumentando una serie de situaciones jamás presentadas allí.
La afectación también la sienten y padecen quienes van al campo santo a llevar flores a sus familiares y amigos, ellos indican que innecesariamente cerraron la puerta de la calle octava que por muchos años mantuvo al servicio de la comunidad, e Inentendiblemente le han puesto candado como si se tratara de una cárcel.
Incluso quienes ingresan al cementerio y olvidan comprar los arreglos florales para las tumbas, deben hacerlo tras la puerta cerrada como si estuviesen presos, y reclaman la apertura de la puerta de la calle octava.
Precisan los comerciantes que llevan en este oficio más de 40 años y ha venido pasando de generación en generación y nunca habían tenido los inconvenientes que hoy se suscitan, en igual manera hacen claridad que no están ocupando el andén sino la zona verde y que los peatones cuentan con amplio espacio para movilizarse.

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