2.29.2016

Alevinos muertos, un rio de piedras y pequeños charcos, han quedado en lo que hasta hace poco fue el rio Guadalajara

Redacción Buga
El Periódico

Convertido casi en un desierto, el cauce del rio Guadalajara que hasta hace poco llevaba  pequeña corriente de agua a su paso por el centro poblado, situación que tiene  preocupados los areneros quienes en el sector del barrio La Merced, extraían material de arrastre para obtener el sustento diario.
Luis Alonso Rojas, de Asomineros, indicó que el agua la están desviando en la parte de arriba afectando la parte baja  del rio por cuanto el caudal ecológico no llega de manera suficiente y que pueda arrastrar el material, lo que les afecta como areneros, ya no pueden  laborar por falta de agua.
Pero no sólo ellos como areneros están padeciendo los rigores del clima con el Niño, también los peces claudican sin ni siquiera haber cumplido el ciclo de vida; allí los peces se están muriendo porque no hay agua para la supervivencia, y la poca existente en los charcos no es suficiente y carece de oxígeno.
“Pequeños charcos de agua se observan al ingresar al lecho del rio Guadalajara, en medio de un amplio desierto entre arena y piedra, producto de los cortes indiscriminados del agua por parte de la CVC, para beneficiar los aforados y sus cultivos”, precisó Luis Alfonso, de Asomineros- Buga.
Unido a ello, la problemática centrada donde muchas personas y algunos quienes tienen restaurantes en cercanías a la fuente hídrica, arrojan las basuras de manera indolente al cauce del mismo generando contaminación.
La problemática no es de ahora, dicen los areneros, pues desde hace algunos años se viene tocando el tema sin que la CVC como organismo rector ambiental tenga el debido compromiso en la protección de lo que se le encomendó, no para que saciaran las arcas bancarias en el exterior, sino para tener un medio ambiente saludable y amigable.

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