3.17.2014

El pasillo de los Portales, la otra cara de la sociedad de la calle

Apoyo periodístico: 
James Uribe Barón
El Periódico

En un verdadero “Hotel” se ha convertido el pasillo del edificio “Los Portales”, en el corazón de la ciudad de Buga, justo en el lugar donde se edificó la primera casa en la Ciudad Señora. 

Más de 45 habitantes de la calle pernotan a diario en el pasaje de este monumento bugueño, personas que no tienen un hogar, unas que están de paso y otras que ya hacen parte y son propias del contorno, se han tomado Los Portales; mucho se ha debatido en la ciudad esta situación que no es de ahora, pero que fue mitigada en la anterior administración a través de la Secretaría de Bienestar Social, y esta oficina hoy es ajena a un problema que toma otros matices de gran envergadura. Falta seriedad, compromiso y programas que den soluciones claras y no pañitos de agua. Son 45 historias diferentes que se tejen en este lugar, una de las vitrinas turísticas de Guadalajara de Buga, 45 almas, 45 vidas que a falta de un techo o recursos para pagar una habitación o un hotel, como solución encuentran el piso frio y mugriento que lo convierten en su lecho cálido y cómodo para sus condiciones. Nos cuenta Manuel, el más veterano del lugar, que el único que pernoctaba en dichos pasillos era él, como fiel vigilante del parque Cabal, de donde se trasladó, porque los jóvenes que consumían alucinógenos y los animales no lo dejaban dormir. Hoy comparte con los demás las losas que han dejado más de una historia. Manuel conocido en el lugar cariñosamente como “Care loco” es sin duda el más cuerdo de propios y extraños, recuerda que los 14 de cada mes, a las cinco de la mañana la policía en compañía de funcionarios de la alcaldía los recogían y los llevaban, algunas veces al polideportivo del norte y otras al coliseo de deportes de la carrera 13 del barrio Santa Bárbara; según Manuel, los secuestraban hasta las cinco de la tarde, donde les daban un pan con gaseosa y los bañaban, y en algunas ocasiones les colocaban vacunas y les miraban los dientes y esto debido a que los 14 se realiza la misa de sanación en la Basílica del Señor de Los Milagros y no era prudente que los turistas y peregrinos los vieran deambular por las calles. Dialogamos con varios en este hospedaje de paso; “Nieves”,  un viejo según él, abandonado por su familia y no le queda otra opción de hacer sus necesidades en dicho sitio por su avanzado estado de edad; María Eugenia Barragán y José Albeiro Conrado Osorio, oriundos de Guatapé y de paso por Buga, son desplazados por la violencia; al señor Conrado lo atropelló un carro fantasma y viven de la caridad pidiendo ayuda, se quejan que un agente de la policía gordito, altico de la plazoleta de la Basílica, les quita los recursos que recogen durante el día.
John Jairo Mora, de Villeta Cundinamarca, es un aficionado de la locución, dice que no ha encontrado una oportunidad en su vida para demostrar su talento.
Juan Clímco Murillo, procedente de Girardot, vive en la calle porque no ha encontrado apoyo a su talento, hace un mes está en Buga, duerme en la calle además es desplazado del conflicto armado, vive de la caridad y de la ayuda que le da la casa del mendigo; lo acompaña su amigo el “Mimo” trabaja en el parque, llegan a hacia a las nueve de la noche a dormir a Los Portales y los levanta la policía hacia las 5:00 a.m.; ellos se consideran artistas natos y se han presentado en varios programas de concurso sin ningún éxito, cuentan que en dicho lugar además duermen también: mimos, payasos, ancianos, y que algunos utilizan el parque para realizar sus necesidades y otros dicen que van hasta las riveras del rio, donde aprovechan para bañarse. 
Los comerciantes y los transeúntes hacen un llamado a las entidades municipales encargadas de realizar los programas sociales, para que pongan su atención a esta problemática que está tomando otro rumbo, el hacinamiento es mayúsculo, los olores son insoportables y el aspecto deprimente. Es hora de tomar decisiones y soluciones para estos seres humanos.
La plenaria del Senado de la República aprobó el proyecto que formula una política pública social para los habitantes de la calle;  ésta busca el reconocimiento, la rehabilitación e inclusión social, brindándoles los servicios de atención básica como salud, alimentación, vestido, higiene personal, actividades de formación, de recreación, de crecimiento personal y de inclusión laboral, entre otras. Esta medida beneficiará a cientos de personas que ahora deambulan por las calles de las principales ciudades, y de la cual Buga no es ajena a la problemática; tocará esperar ahora cómo será el proceso de reglamentación de dicha norma, porque bueno es emanar y emanar leyes, decretos y normas, pero a la hora de la ejecución, el Estado se queda corto en apropiar los recursos necesarios para atender estas formulaciones, ya que los recursos económicos como en el caso de Guadalajara de Buga, escasamente alcanzan para mitigar los diversos programas con la población oriunda de esta ciudad, ya que por contar con un santuario religioso, se convierte Buga en gran atractivo para esta población de indigentes, habitantes de calle, orates y toda clase de personas que busquen obtener ganancias a través de estas actividades de la mendicidad.

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