1.05.2015

La lluvia negra, la nieve de los bugueños en navidad

BUGA - Inexplicablemente las entidades ambientales del orden departamental y nacional continúan en silencio total  frente a la problemática que se registra en Guadalajara de Buga con la constante caída de pavesa producto de las quemas  de los cultivos de caña de azúcar.

Esta situación se viene registrando de manera permanente en el espacio bugueño contaminando las fuentes de agua, el ambiente, ensuciando las prendas de vestir, las viviendas, las calle, y cuanto sitio cubre este manto negro del pavesero, así como los perjuicios causados en las vistas de quienes reciben improvistamente la pavesa que pasa a  velocidades de acuerdo al ciclo del viento.
Hace  40 años los ingenios azucareros de Palmira, El Cerrito, Candelaria, Florida en el Valle del Cauca  y  en el Valle de Risaralda departamento del mismo nombre, queman la caña antes de cortarla produciendo enormes daños al medio ambiente, a los animales, la salud de las personas y el bienestar de las familias.
Es impresionante el basurero producido por la pavesa de la quema de la caña de azúcar en Buga y el Centro del Valle, 
Esto es resorte del Ministerio de Ambiente y el de Salud en Bogotá, ni si quiera de CVC como autoridad ambiental regional y mucho menos de las alcaldías que lo único que pueden hacer es quejarse así como el ciudadano de a pie. 
La quema de la caña tiene otras incidencias sobre el medio ambiente porque para el cultivo se utilizan miles de toneladas de químicos a fin de aumentar  la producción,   el cultivo permanente va esterilizando la tierra y cada día se requieren mayores cantidades de esos insumos agrícolas, los cuales al mezclarse con el suelo, el agua  y la energía del sol  producen  el óxido nitroso, uno de los mayores contaminantes de la capa atmosférica y productores de la lluvia ácida.

Con las llamas mueren millones de microorganismos, lombrices, gusanos, cucarrones,  que viven al interior del suelo y que tienen una función que es la de oxigenarlo a través de los  miles de conductos que ellos construyen y que sirven para que el agua se distribuya, llegue  a la raíz de las plantas y no cause inundaciones. También mueren miles de ranas, sapos,  mariposas, pájaros, y abejas,  culebras, conejos,  y muchas otras especies  no relacionadas.

El compromiso de los ingenios azucareros es mínimo, sólo manejar con georeferenciación satelital la tal “rosa de los vientos” para que esa basura no caiga en los centros poblados y ni eso tan simple hacen.
En la Universidad Santiago de Cali, Seccional de Palmira existen estudios acerca de los efectos de la pavesa en las vías respiratorias de niños y adultos mayores. Esas  investigaciones duermen el sueño de los justos en los archivos porque temen represalias del sector cañicultor, según informe verbal de un director  de la facultad de medicina retirado hace unos años.
Los ingenios tienen permiso para realizar la quema de la caña mediante una resolución producida por los Ministerios del Medio Ambiente, Agricultura, Bienestar Social por un término de tiempo indefinido y con prórrogas.
Tal pareciera como si al gremio azucarero valiera más los intereses económicos mezquinos, que la salud y el bienestar de los ciudadanos, antesalando la Navidad, el mugrero que dejó la lluvia de pavesa en todos los rincones de Buga y en las prendas de vestir de la gente fue impresionante.

La caña con el calor suelta con más facilidad la sacarosa dando mejor rendimiento. Estas causas los azucareros no las dan a conocer y dicen que es menester suspender a los corteros y reemplazarlos por máquinas cortadoras  con efectos sociales en  miles de familias  que serían víctimas  del desempleo.

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