2.09.2015

Familiares de internos denuncian injusticias en la Cárcel del Distrito Judicial

Estamos a años luz de que en Colombia se aplique el principio constitucional: “todos los ciudadanos son iguales frente al Estado”. Mientras al penitente no se le mire como a un ser humano, con el fin de adaptarlo al modelo de vida de sujeto en proceso de rehabilitación y resocialización, es muy difícil entrar en una etapa que nos permita regresar a la sociedad ciudadanos resocializados.

Redacción Buga
El Periódico

Pensar en construir más cárceles sin que existan programas de rehabilitación y resocialización, es una clara violación a los derechos humanos.

Guardadas proporciones, el hacinamiento carcelario bien puede compararse con lo que es la administración de justicia. Las cárceles son precisamente la consecuencia de los fallos condenatorios, que infinidad de veces se producen contrariando la normatividad jurídica. Son cientos los inocentes, especialmente gentes de escasos recursos y humildes campesinos, que se encuentran tras las rejas pagando una condena injusta, y lo más grave, con pleno conocimiento de causa del juez que la dictó.   
Se han propuesto varios proyectos con el fin de solucionar el hacinamiento carcelario. Sin embargo, después de más de dos años de estarse debatiendo, el problema continúa de mal en peor, sin que se vislumbre solución seria. Los días pasan y los noticieros de televisión muestran las dramáticas situaciones que se viven en los centros de paso y en las mismas cárceles, sin ningún respeto y consideración por los detenidos.     
Tal parece, esta situación no es ajena en Guadalajara de Buga, donde múltiples quejas de familiares y amigos de internos en este centro carcelario, hacen graves denuncias acerca de las pésimas situaciones humanas en las que se tienen a los inculpados por la justicia colombiana.
Precisan las denuncias que en la cárcel de Buga, tema que nos compete, “es increíble tanta injusticia, la comida es de lo peor, un desayuno a las 6:00 de la mañana, un almuerzo a las 11:00 de la mañana y la comida antes de las 2:00 de la tarde, si no tienen para comprar algo para mitigar el hambre después de estas tres comidas aguantan hambre hasta el otro día… ¿quién puede tener una rehabilitación así?”. Es la pregunta que con lógica hacen los familiares de los internos, y decimos lógica por cuanto muchos de los consultados por este medio periodístico, han dado la misma información, son coherentes con lo que dicen, porque lo han visto y vivenciado.
La pregunta es si ya resolvieron el tema de los programas de rehabilitación y resocialización, ¿los internos ya tienen asistencia de salud asegurada?; ¿la alimentación que se les brinda, tiene la más mínima nutrición? Y como resultado, los internos reciben una alimentación de pésima calidad, sin ninguna garantía de rehabilitación y resocialización, sin proporcionarles un mínimo de bienestar social, es un acto administrativo irresponsable e inhumano y una clara violación a las más elementales normas del derecho internacional humanitario.
Precisan los afectados que, “como antes se ha denunciado sobre la alimentación de los internos, en estos fines de semana como no hay chasa, pues gracias a Dios se les ha podido entrar galletas, café, chocolate, leche en polvo, pero ya dijeron que hasta el 14, porque empieza de nuevo el gran negocio de estas personas.
Los sindicatos del Inpec, que son más de 42, se pelean entre sí los beneficios y prebendas que asigna el Estado para la manutención de los internos, es lamentable y vergonzoso tener que decirlo: pero recluso que desee llevar una vida con un mínimo de decoro, tiene que pagar a los guardianes hasta el derecho por respirar un mínimo de aire fresco y un lugar medio apacible para pasar la noche así sea respirando la fetidez de los inodoros.


Está bien que se construyan más cárceles, si existieran unas mínimas garantías de convivencia y supervivencia. Pero lamentablemente las que hay son toda una vergüenza. Allí se llega a perfeccionar el delito y a profesionalizar el delincuente.

“Cuando está la chasa no se puede entrar pan, ni arepas, ni buñuelos, porque según ellos hacen chicha, y suena irónico, pues allí venden todo esto y les dan pan al desayuno, muchas personas no tienen los recursos para dar al interno dinero para adquirir allí estos productos, cabe anotar que son costosos”, añaden los familiares de los internos.

“Estas personas se enferman, no hay humanidad, qué les cuesta dejar que se les entre alimentos básicos como café, chocolate, pan, leche, galletas, sólo que no lo hacen porque se les daña el negocio; estos internos algunos tienen años que no saben que es un jugo de frutas natural bien hecho y mucho menos una fruta, porque sólo se puede entrar gaseosa y jugos envasados herméticamente y vendidos allí”.- 

GEWEB