10.21.2013

Bugueño en el marco legal de reparación a víctimas por la violencia

BUGA - En el marco de la ley 1448 de 2011, la Unidad de Víctimas reconoció al cantautor bugueño Gerardo Arellano Becerra, como víctima del narcoterrorismo vinculada al conflicto.
La decisión se tomó luego de la batalla jurídica de su hijo y presidente de la Fundación Colombia con Memoria, Federico Arellano, quien luego de una negativa preliminar de la Unidad de Víctimas, logró que la Corte Constitucional solicitara una revisión del caso para explicar su relación con el conflicto colombiano.
Gerardo, hijo de Alfonso y  Ana Luisa, nació en Buga en la Nochebuena de 1946. Sus dotes de músico de nacimiento lo llevaron a ejercer desde muy temprana edad la música en sus variadas gamas. Contaba con 9 años de edad cuando entró a clases de violín con el profesor Gerardo Villegas en la Academia de Carmen Vicarías de Escobar, y tocó en las clausuras acompañado de su hermana Teresa, al piano.
Conformó con sus padres y hermanos el grupo familiar “Los Cantorcitos de Buga”, donde hicieron variadas presentaciones tanto en la emisora Voces de Occidente, dirigida por su padre, como en los distintos escenarios de la ciudad.
Hizo su bachillerato en el Seminario de Cristo Sacerdote en Palmira, luego estudió música en la Universidad Nacional, en el área de Tenor y se formó como Docente en Música.
En el año 1971 se realizó la grabación de un disco de larga duración con todo el grupo familiar y grabó como solista su primera canción “Love Story” en los estudios de Sonolux en Medellín.
A través de sus años de docencia musical, dictó clases de música en el INEM de Cali, dirigiendo además, el coro, luego se trasladó a Bogotá, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional.
Luego de todos estos triunfos, el 27 de Noviembre del año 1989, día en que se cumplían los 20 años de la muerte de su padre, él viajó en el primer vuelo de Bogotá a Cali para cantar en la tarde con su familia, la Misa de aniversario en la basílica del Señor de los Milagros de Buga y ese día, un cobarde atentado terrorista derribó el avión en que viajaba Gerardo y todo cambió: de lo que iba a ser un solemne y hermoso encuentro familiar, a convertirse en una triste y larga ausencia y añoranza.
De esta manera la Unidad de Víctimas añadió nuevas pruebas y concluyó que en el marco de la nueva ley establecida, se debe reconocer como víctima a una de las 107 personas que fallecieron luego de la bomba puesta al avión de Avianca.
Aunque el Estado aclara que el registro de cada víctima requiere un estudio particular para lograr ser reconocida como tal, Federico Arellano consideró que esta es una decisión sin precedentes que abre la puerta para que las víctimas de narcotraficantes como Pablo Escobar, tengan visibilidad y dejen de estar a la sombra de la justicia.

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