4.28.2014

Ejército y comunidades campesinas en acercamientos

Redacción Buga
El Periódico

Mejorar las relaciones entre la fuerza pública y la comunidad bugueña, es un objetivo trazado por el Comandante del Batallón Palacé en esta ciudad,  se busca un trabajo armonioso entre la población civil y el Ejército a fin de brindarse  confianza mutua.
La reunión cumplida recientemente, contó con la presencia de habitantes y líderes cívicos de los sectores Monterrey, La Unión y Miravalle, zona rural media del municipio, donde se tocaron varios temas que aquejan en esta región.
El Comandante del Batallón, Coronel Jerson Freddy Buitrago, indicó que en primera medida se busca llevar un mensaje a las comunidades de apoyo a sus actividades diarias y que tengan plena confianza en los héroes de la patria.
Decenas de miles de civiles han perdido la vida en el conflicto. Miles de personas han sido víctimas de desaparición forzada a manos de las fuerzas de seguridad o de los paramilitares, o han sido secuestradas por grupos guerrilleros. La toma de rehenes, sobre todo por parte de los grupos guerrilleros, y la tortura a manos de las fuerzas de seguridad, los paramilitares y las fuerzas de la guerrilla, son algunas de las tácticas para sembrar el terror utilizadas en un conflicto que también se ha caracterizado por la utilización de niños y niñas soldados y la violencia sexual generalizada contra mujeres y niñas. Tales abusos han dado como resultado una de las mayores crisis de personas desplazadas que se conocen en el mundo; se cree que entre tres y cuatro millones de colombianos han huido de sus casas para escapar de la violencia. Estos crímenes son una muestra del desprecio que todas las partes implicadas en el conflicto exhiben por el derecho internacional humanitario y el derecho de los derechos humanos.
Es el compromiso que tiene el Ejército Nacional y en particular el Comanda
nte del Balpalace en Buga, ahora se espera que estas relaciones perduren y no sólo sean pañitos de agua tibia, porque así ha sucedido en anteriores ocasiones donde han dejado burlados los campesinos y a merced de la delincuencia y el desplazamiento forzado, tal como se lo manifestaron los líderes campesinos al Coronel Buitrago.
El oficial del Ejército colombiano fue enfático en que si no se logra la unión entre la fuerza pública y la población civil, en especial los campesinos, jamás se lograrán los objetivos trazados para que la paz retorne al seno de los hogares, porque desde un escritorio se debaten temas, pero difícilmente jugará un papel importante y trascendental el proceso de paz, si no existen las mínimas condiciones de seguridad, tranquilidad y prosperidad alimentaria.
El conflicto colombiano es, en definitiva, la trágica y vívida historia de innumerables personas que han sido víctimas de abusos sistemáticos que destruyeron sus vidas y sus comunidades y cuyos responsables nunca recibieron castigo. Ninguna parte del país ha escapado a las consecuencias del conflicto, aunque en las áreas rurales más remotas, ricas en recursos naturales, el grado de destrucción es quizás el más elevado y el peor documentado. Es una historia que no se refleja en las estadísticas de crímenes horrendos que rara vez se denuncian y de tragedias que se silencian. El núcleo de este trabajo lo forman historias de comunidades indígenas diezmadas por el conflicto, de familias de afrodescendientes expulsadas de sus hogares, de mujeres violadas y de niños y niños destrozados por minas terrestres, así como testimonios de la voluntad y capacidad de resistencia de comunidades que han adoptado una postura activa para defender su derecho a no ser involucradas en el conflicto

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