11.10.2014

La Ermita, un símbolo de la antigua arquitectura bugueña

Redacción Especial: Alberto Marino Castillo Patiño
El Periódico

Los estudios históricos:
La necesidad del análisis de las fuentes escritas al proyecto de reconstrucción arquitectónica mencionado, estuvo determinada por dos factores básicos: en primer lugar, en ellos sería posible encontrar valiosa información sobre todo lo relacionado con la construcción de la Ermita (año de construcción, técnicas, materiales, etc.), y además, estudiar los cambios sucedidos a través del tiempo y su relación con el crecimiento de la ciudad. 

Fue así como se logró documentar los siguientes siete momentos importantes en la historia de La Ermita Vieja de El Milagroso: 
1. Hacia 1590, veinte años después de haber sido trasladada definitivamente la ciudad de Guadalajara de Buga a la margen derecha del río Las Piedras, ya se hablaba de La Ermita Vieja (posiblemente un templo doctrinero), construida para la devoción del “Santo Cristo” que se veneraba en Buga desde 1580. Era un templo de una nave y techo a dos aguas, posiblemente de paja. 
2. En el año de 1637, luego del violento terremoto que arrasó con casi toda Buga, La Ermita se “levanta de nuevo desde los cimientos”, y se amplía a tres naves, techo a dos aguas seguramente de teja, y se paramenta con la actual calle tercera. 
3. En 1743, se establece en Buga la comunidad de los Jesuitas. Para entonces, la ciudad estaba repartida en cuatro barrios, uno de ellos llamado “El Señor de los Milagros”, evidenciando la gran importancia que para entonces había tomado La Ermita, en la vida social y religiosa de la ciudad. 
4. Luego del terremoto de 1766, por influencia del Mayordomo de Fábrica de la parroquial, Don Miguel Ramos, son reparadas las iglesias Parroquial, Santo Domingo, San Francisco y La Ermita. 
5. En 1830-1834, es adosada la torre a La Ermita, por voluntad del presbítero Francisco Salcedo. 
6. En 1884, llega la Orden de los Redentoristas a Buga. Entre 1886 y 1889 los padres redentoristas Alfonso París, José Doyen y Pedro Klam, adquieren todos los solares en la manzana de La Ermita. En 1898 se inicia la construcción de la actual Basílica. 
7. En 1907, se ordena la demolición de La Ermita Vieja. 

Los estudios arquitectónicos: 
Luego de haber confrontado y recopilado la información proveniente tanto de la arqueología como de la historia y la tradición oral, se logró conocer con exactitud, a nivel de cimentación, las dimensiones de la Antigua Ermita de El Milagroso. 
Posteriormente, utilizando documentos fotográficos tanto de finales del siglo XIX como de principios del presente siglo, así como una perspectiva basada en proporciones, y teniendo como referencia para dicha proporción la torre que existe actualmente, se obtuvieron las alturas y anchos reales de todos aquellos elementos constitutivos de la fachada principal de dicha Ermita. 
Ya con todos estos datos y habiendo hallado inclusive algunas partes pertenecientes a molduras, rosetones y herrajes, se procedió al levantamiento en planos y al respectivo ajuste de La Ermita, de acuerdo a parámetros que ya están establecidos en la trama urbana. 
Con este proyecto se busca rescatar el patrimonio arquitectónico bugueño, para así lograr una perfecta estructura espacial y un uso del suelo compatible con el turismo religioso que la Basílica del Señor de los Milagros genera, en un área de actividad múltiple al entorno del inmueble. De ahí que en la intervención se plantea una reconstrucción con cimentación independiente de la hallada, que aunque ocupe interior y exteriormente el ancho de los antiguos cimientos, se puntee en ferroconcreto sin siquiera tocarlos, pero que permita así dar una semblanza de lo que fuera el ancho de aquellos tradicionales muros en tapia pisada, que para este fin lo reemplazará el ladrillo común repellado a la usanza de la época, en barro, espartillo y boñiga encaladas; la carpintería en madera trabajada con escoplo y azuela y los herrajes en forja; las molduras y rosetones en cerámica que han de conservar su estilo y acabados; la techumbre en par y nudillos con esterilla cargada y cubierta en teja de barro. 
En la parte interior se dejarán al descubierto por intermedio de un cristal, parte de dos cimientos de La Ermita vieja (uno lateral y el de la fachada principal), los cuales mostrarán la secuencia estratigráfica, incluyendo el proceso de cimentación que utilizaban durante la colonia para este tipo de construcciones religiosas. Con esto se pretende dejar una muestra fiel de la actividad cultural del pasado, para que sea apreciada y valorada por las actuales y futuras generaciones. 
En última instancia, lo que se pretende con la restauración del contexto integral de La Ermita, es beneficiar a la comunidad con un auténtico museo que pueda ser vivido; conservar y exponer los hallazgos lo convertiría a su vez en un monumento didáctico y turístico.

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