7.27.2015

Parque José María Cabal, sigue asediado por expendedores y consumidores de alucinógenos

Redacción Buga
El Periódico

La carta de presentación de una ciudad siempre ha sido y será su plaza o parque principal, además de ser un punto de encuentro obligado para propios y extraños.
El Parque Cabal, que en muchas ocasiones ha recibido un toque de embellecimiento, es ahora convertido en un espacio propicio para que indigentes, habitantes de calle, orates y hasta consumidores y expendedores de sustancias alucinógenas que lo conviertan en un mercado persa y hospedaje.
Sería bueno que la entidad del orden municipal responsable de los parques, con el acompañamiento de la Policía o con una persona pagada por el municipio, asumieran su vigilancia, ya que el Parque Cabal se ha convertido en el hotel de indigentes, que no contentos con pernoctar hacen sus necesidades en los prados o detrás de las bancas, convirtiendo este lugar en una verdadera cloaca.
El parque además se ha convertido en un “Jurassic Park”, y aunque los animales como las ardillas, iguanas, micos titi y algunas palomas enfermas hacen el deleite de los que asisten, nos preguntamos si las entidades sanitarias vienen realizando el control veterinario que requieren, ya que muchos niños y adultos juegan con estos animales; las palomas, entre otras, son transmisoras de 40 enfermedades al ser humano que en casos severos puede ser fatales, además de portar hasta sesenta ectoparásitos externos (piojos, garrapatas).
La manera de contraerlas puede ser mediante contacto directo con los excrementos o por la inhalación de los mismos en forma de polvo microscópico.
De otro lado, parece que no existiera control en aquellas personas que llevan costalados de verduras y lo tiran por doquier como si el parque fuese una marranera municipal.
Tenemos que cuidar el Parque Cabal y no podemos dejarlo convertir en un espectáculo deprimente para los que asisten al mismo.
Lo inentendible es, por qué a puertas del Palacio de Justicia se registran estas acciones que van en contravía de un ente llamado a implantar justicia y orden, pero ni siquiera las cámaras de seguridad existentes en los alrededores de éste, sector bancario, comercial, se percatan de lo que sucede en las noches, amén de las autoridades quienes hacen rondas pero no ejercen verdadero control de requisas o inspección a quienes camuflados entre indigentes, venden toda clase de sustancias alucinógenas a dos manos.

GEWEB