11.09.2015

Fiestas y reinado del agua en Alaska, un nuevo amanecer

Redacción Buga
El Periódico

En medio de las montañas vallecaucanas se encuentra la vereda Alaska, un paraíso natural en el que predomina el verde de los árboles y los guaduales, salpicado con flores multicolores que se nutren de los nacimientos de agua cristalina que abundan en esta 
región, ubicada a sólo 45 minutos del casco urbano del municipio de Buga, en el centro del 
departamento.
Hace 14 años un grupo paramilitar convirtió a esta población de 300 habitantes en un infierno.
La pesadilla ha quedado atrás, y aunque a la comunidad no le gusta tocar el tema de la masacre, los habitantes de este lugar son conscientes de que esa tragedia los unió y les ha dado la fuerza para honrar la memoria de sus seres queridos; no obstante, en medio de la desesperanza y todavía con temor, se propusieron rendir un homenaje a sus seres queridos a través de una celebración que girara en torno a uno de los productos que abunda en la región, lo que a su vez serviría para reactivar la economía del sector.
Así se dio origen a las Fiestas del Agua, que desde hace ocho años se celebran en el mes de noviembre.
Programado a partir del 13 y hasta el 15 de noviembre del presente año, la “Fiesta del agua”, en la vereda de Alaska, jurisdicción rural del municipio de Guadalajara de Buga. Con una variada programación incluyente para la familia, amigos y todas las comunidades, con un contenido de mucha aceptación, abriendo el viernes a las 7:00 p.m., con un Ciclopaseo que saldrá del sitio conocido como “El Palo” y se enrutará a la caseta comunal de la vereda Alaska, donde los participantes será recibidos con una deliciosa agua de panela caliente con queso; el día sábado 14 la programación dará inicio con una jornada ambiental, ecológica y animal, coordinada por la secretaria de Agricultura y Fomento del municipio y organizada por la comunidad del sector de Alaska.  
Hacia las 11:00 de la mañana dará inicio el campeonato de microfútbol relámpago masculino y femenino, que culminará el día domingo 15; seguidamente en la tarde se tendrán las actividades recreativas y juegos tradicionales con los niños, alternadamente se dará rienda suelta a la cabalgata que saldrá de Brisas de los Lagos, con llegada a la vereda Alaska a la caseta comunal, donde iniciarán las presentaciones artísticas, desfile de la Reina del agua, carnavales, y despliegue de alegría en todo el sector y sitio de la concentración; para el día domingo 15 de noviembre iniciará la programación con la misa por el “agua y por la vida” en la capilla de Alaska y se desglosará la programación con las exposiciones agropecuarias, artesanales y gastronómicas organizadas por la comunidad; degustación de platos típicos de la región, vara de premios, presentaciones culturales, final del campeonato relámpago de microfútbol y velada de elección y coronación de la Reina del agua, rematando con noche cervecera.
Para la comodidad de los asistentes a las fiestas del agua en Alaska, se contará con cómodos alojamientos, transporte garantizado, acompañamiento de la fuerza pública.
Esta celebración nació un día mientras varias personas de la región tejían canastas de Bejuco y hablaban sobre la imagen que se estaba sembrando. Al respecto, Luz Marina, habitante del corregimiento y tejedora, relata: “… dijimos que con esa imagen y estigma nos estábamos enterrando vivos; pensamos que había que inventarnos algo donde se resaltara lo bonito de la región, la zona verde; comentamos que uno de los bienes más preciados que teníamos era el agua y ahí empezamos, alimentamos esa idea, y un viernes 10 de octubre de 2007 se celebraron las primeras Fiestas del Agua.
La líder cívica Mary Carmona, llamó la atención del Estado colombiano por la falta de compromiso para con estas comunidades que desde el año 2.001 fueron objeto de una masacre donde perdieron las vidas seres queridos, campesinos comprometidos con la región y quienes fueron masacrados de manera desventajada. “En lo referente al tema de reparación de víctimas, llevan un retraso de más de tres años en lo concerniente al auxilio del orden estatal con las ayudas humanitarias, las cuales no cubren las necesidades de los afectados, al punto de irse desvaneciendo los aportes económicos que iniciaron con un valor de $900.000 cada mes y ahora llegan escasamente $200.000 cada seis y 7 meses, lo cual fue con el objeto de aportes de alojamiento, lo que ni siquiera alcanza para satisfacer las necesidades básicas de estas comunidades”, precisó la señora Mary.
Además, como en la memoria de la comunidad de La Habana y Alaska perdura el amable recuerdo de sus hijos, padres, esposos, vecinos, estudiantes, jóvenes y mayores que partieron aquel 10 de octubre, en su memoria se recuerdan sus nombres:
John Freddy Franco Mesa, 18 años de edad, estudiante del SENA, que había salido hace un año del colegio.
Avisaid Torres, adulto mayor, vecino, pensionado de Empresas Municipales y caminero de toda la vida.
Luis Octavio Vélez, agricultor.
Mario Cardona, administrador de balnearios.
Luis Alfonso Moya, agricultor.
Edilberto Calvo y Luis Fernando Calvo, hermanos que cortaban caña; a Fernando lo mataron con el uniforme puesto, lo sacaron de la casa cuando tomaba la siesta.
Baldino Pérez, tendero.
Abelino Sánchez, vigilante del Colegio Agropecuario.
John Alexander Giraldo, joven de 20 años que hacía oficios varios.
Luis Hernando Suaza, vivía en Buga y tenía una finca en Alaska, hacía un mes había llegado de España.
Otoniel Lujan, agricultor, murió cuando transportaba leña.
Jairo Valbuena, trabajador de Aguas de Buga.
Jorney Guerreo, trabajaba como carnicero.
Luis Fernando León Santa, fontanero.
Henry Mosquera Valencia, tendero.
Álvaro Mejía Agudelo, panadero.
Daniel Gómez Lizarazo, agricultor.
Eduard Puerta Cardona, ayudante de una camioneta que repartía mecato.
Jesús Ortiz, artesano de Alaska que hacia los canastos.
Jhon Freddy Kennedy, agricultor. 
Lázaro Antonio Rubiano, agricultor.
Jair Ávila, agricultor.
Jhon Henedy Pereira, agricultor.

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