12.07.2015

Artesano bugueño y su familia diseñaron Pesebre a lo criollo colombiano

Redacción Buga
El Periódico

Entre un Pesebre y un árbol de navidad, que sólo requiere un gajo de pino y unas luces, olvidado el sentido religioso que lo caracterizó en su origen, hay mucha distancia. El Pesebre es cada año el mismo y sin embargo distinto; vinculado a la tradición de los países, participa de su idiosincrasia; en Europa las imágenes se elaboran de preferencia en materiales preciosos: maderas finas, porcelana, marfil, incluso oro. En el monasterio de las Descalzas Reales, en Madrid, se exhiben algunos ejemplares admirables en coral y oro, en filigrana de plata, en jade. En Colombia, aunque también se labró la madera como en Quito y se realizaron maravillas en marfil vegetal o tagua, seguramente por el interés de los pobres de contar con uno de su propiedad, se apeló pronto a la arcilla y al recurso universal del trapo. Así surgieron aparte de la Sagrada Familia con su acompañamiento de la mula y el buey (animales que, por cierto, no se mencionan en el relato evangélico, pero que Francisco de Asís colocó en el establo como connaturales a éste), de los pastores que acuden a adorar al Niño y de los Reyes Magos con su séquito, guiados por la estrella, muchos y variados personajes. 

CON MATERIAL RECICLABLE, RAMAS SECAS Y PEQUEÑOS DETALLES, SE ELABORÓ EL PESEBRE.
En este sentido los pueblos americanos, en particular Colombia, se han valido del Pesebre a fin de incorporar escenas "ajenas en absoluto al hecho del nacimiento de Jesús, a menudo descriptivas de su sociedad y hasta con intención de denuncia social o humorística, transformando la conmemoración en una variada, anacrónica y divertida expresión popular artesanal y a veces artística, donde la devoción se hace folclore y testimonio de una época". Esta visión del mundo trasmitida a un Pesebre "a la colombiana", le confiere su fisonomía peculiar, sin que signifique desviación del sentimiento religioso.
Es el caso del Pesebre criollo colombiano elaborado por Dagoberto Pineda y su familia, quienes residen en Guadalajara de Buga barrio Sucre; ellos siguiendo las tradiciones de sus ancestrales se dieron a la tarea durante un año, en la elaboración de las diversas figuras, para lo cual utilizaron materiales como papel, cartón, icopor, alambre dulce, ramas secas de árbol, cisco o aserrín de madera, arena, pequeñas piedras, trozos de madera y cuanto elemento natural sirviera para construir las pequeñas, diminutas y grandes figuras para un Pesebre a la colombiana.

UN ARRAIGO A NUESTRAS TRADICIONES DE NAVIDAD
En nuestro siglo pasado y principios del actual, las abuelas, ya licenciadas de sus funciones de madres y educadoras, y recluidas en los oratorios, las cocinas y los cuartos de costura, se entregaron alegremente a la tarea de copiar lo que las rodeaba: campesinos en sus sembrados, arrieros con sus caballerías, revendedoras del mercado, serenateros con sus instrumentos, cuanto les pareció adecuado y de mayor colorido.
Dagoberto, quien llego a Colombia hace año y medio, quiso armar el pesebre sin semejanza alguna a la tradición Hebrea, lo anheló típico colombiano, donde el artista se inspiró en nuestras tradiciones campesinas y recreó un mercado de día domingo, una escena donde el labriego colombiano acostumbra realizar las actividades de comercialización de los productos, se puede observar al campesino colombiano transándose en una compra y venta ancestral donde cada quien vende lo que produce y compra lo que necesita.
Esta inspiración llegó al artista bugueño Dagoberto, debido a su añoranza y arraigo por su tierra colombiana después de haber vivido por varios años en tierras lejanas, ya que por muchos años había elaborado otro tipo de pesebres, pero basado en la tradición Hebrea.  
Por último, el artista índico que las puertas de su casa ubicada en la calle 13 No. 14 -96, están abiertas al público para que la comunidad bugueña que desee visitar y ver el pesebre, lo puedan hacer y valorar el trabajo de la familia Pineda Barona.

UN PESEBRE DE GRANDES DIMENCIONES ARTISTICAS
En el corredor de la casa en el barrio Sucre, de la calle 13 No. 14 -96, está el enorme pesebre con las imponentes figuras representativas de una variedad de regiones geográficas de Colombia; así por ejemplo se puede apreciar el pueblito paisa, la reunión de la familia campesina en torno al pesebre con el acompañamiento del sacerdote, el trabajo agropecuario, las actividades de sacrificio de ganado bovino y porcino, y un sin número de escenas que usted debería conocer en esta época de regocijo y de tradiciones navideñas. 
Cada región de Colombia, es un mundo totalmente diferente de costumbres y tradiciones y esto es lo que hacen tan especial a este país.
Fuera de los grandes paisajes, su tan variada fauna e inmensa flora, qué sería de Colombia sin las personas que viven en ella, después de todo un lugar no es especial solo por el lugar en sí, si no por las personas que se encuentran en él. Por cada región, se encuentra una inmensidad de personas diferentes y todas y cada una de ellas son las que hacen posible que Colombia sea lo que es hoy en día.
La Navidad tuvo importancia desde la época de la Colonia, porque en diciembre los indígenas debían pagar sus tributos al encomendero. 
Vengan de donde vinieren las tradiciones, lo cierto es que la Navidad sigue siendo un momento en el que la gente retoma las costumbres más tradicionales, la comida, las prácticas católicas y la reunión con la familia. 
A pesar de su gran importancia en el mundo comercial, “la Navidad sigue siendo en el fondo una celebración familiar y popular”. 

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