11.21.2016

El Valle también alzó la voz

La paz entra por las regiones

Fabio Larrahondo Viáfara
Falavi2005@yahoo.com
@falavi2005

El nuevo acuerdo de paz alcanzado entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc, se puede definir como “El acuerdo de la esperanza”… y entre esas esperanzas figuran oportunidades para que las regiones puedan reconstruir su futuro, aprovechando zonas, recursos y potenciales que tradicionalmente estuvieron en entredicho por el conflicto armado con las Farc.
En nuestro país se había vuelto costumbre escuchar expresiones, como  “allí no se puede invertir, porque es zona roja”, y por eso extensas zonas, por lo general, llenas de potenciales, han permanecido marginadas del progreso y aisladas del desarrollo, mientras que sus habitantes se sumen en el olvido.
Esas esperanzas se reflejaron en el plebiscito del pasado 2 de octubre, cuando los municipios más afectados directamente por el conflicto votaron por el SÍ, como refrendación de los Acuerdos de La Habana. Basta con ver el mapa de los resultados para corroborarlo. Quienes han vivido las dentelladas de la guerra creen que la paz es posible y la ansían; ellos le tendieron y le siguen tendiendo puentes de confianza.

El mapa del Valle
Los resultados de la voluntad en las urnas en el marco del Plebiscito, también corroboran que los municipios con zonas golpeadas por el conflicto le dijeron SÍ a aquellos acuerdos, luego deben seguir mirando con buenos ojos los avances hacia los nuevos acuerdos con las Farc, tras la revisión de los mismos como producto del triunfo del NO.
Hagamos un paneo por los resultados: El Valle fue uno de los departamentos que más votos aportó al SI, tendencia que ganó en Cali, ciudad fundamental porque aporta la mayoría de los votos, además de irradiar un alto significado al momento de interpretar el mensaje que se deduce. El SÍ también ganó en Buenaventura y en Palmira.
En general en el Valle el SI ganó con el 52.44% de los sufragios, es decir 633.329 votos, mientras que el NO obtuvo el 47.55%, equivalente a 574.237 votos. Lo más interesante es que los nuevos acuerdos lograron, hasta el momento, congeniar las bases, así se escuchen algunas voces disonantes entre los dirigentes.
Así votó el Valle en cuanto a sus municipios, de acuerdo con los resultados que se dieron a conocer, sin que en esta oportunidad ningún resultado fuera objetado o blanco de demandas, ni nada parecido:

- El SÍ ganó en: Cali, Buenaventura, Palmira, Buga, Jamundí, Florida, Pradera, Yumbo, Vijes, El Cerrito, La Cumbre, Guacarí, San Pedro, Andalucía, Bugalagrande, Sevilla, Zarzal, Ulloa y El Cairo.

- El NO ganó en: Tuluá, Cartago, Dagua, Calima-Darién, Río Frío, Trujillo, Bolívar, El Dovio, Versalles, Restrepo, Yotoco, Roldanillo, La Unión, Toro, Ansermanuevo, Argelia, El Águila, Obando, La Victoria, Alcalá, Caicedonia, Ginebra y Candelaria.

Obsérvese que el SI ganó en municipios golpeados por el conflicto históricamente, como lo son Florida, Pradera, Buenaventura, Jamundí y el mismo Yumbo, que fuera una de las cunas del desmovilizado M-19. En ellos se dio la luz de esperanza.
Buga, que sufriera las dentelladas de paramilitares, en especial con la matanza de Alaska-La Habana, igualmente se inclinó por el SI. Sobre este caso se han logrado avances por parte de la justicia y las familias han retornado a sus predios con sus tristes recuerdos imborrables.

Crecen las esperanzas
Aunque aún se escuchan voces disonantes como la del ex presidente Andrés Pastrana Arango, a quien no convence la participación abierta de dirigentes de las Farc en Política, lo cierto es que es que el nuevo pacto resultó más expedito de lo que se pensaba.
Llama la atención la madurez de las Farc, cuyos delegados en La Habana, con la bendición de su jefe máximo,  “Timochenco” o Rodrigo Londoño Echeverry, desde un comienzo reconocieron que era posible revisar el Acuerdo alcanzado y llevado ante los colombianos al Plebiscito que ganó el NO por encima de todas las proyecciones y encuestas el pasado 2 de octubre.
Hay que reconocer y hasta destacar que en los primeros días del postplebiscito, cuando la mayoría de la dirigencia de Colombia se sumió en una “patria boba”, fueron las Farc las únicas que mantuvieron la cordura y guardaron prudencial silencio. Hasta sus dirigentes regresaron presurosos a La Habana para huir de la batahola que se formó. Las declaraciones del Sí y del No iban y venían: los primeros recriminando y diciendo que los ciudadanos habían votado bajo engaños y asustados, mientras que la contraparte argumentaba que se había impuesto la sensatez y habían derrotado “la maquinaria del Gobierno y a medios de comunicación”.
La madeja comenzó a desenredarse cuando las partes acordaron reunirse en el propio Palacio de Nariño, incluyendo al líder máximo del NO, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, donde despachó 8 años bajo la política de debilitar a las Farc con unas Fuerzas Armadas vigorosas y con un ministro de Defensa firme y dispuesto a atacar a todo momento: nadie más, ni nadie menos que el actual presidente Juan Manuel Santos.

Y se llegó el día
El sábado 12 de noviembre, tras un día de rumores en redes sociales en que se daba cuenta que ya se había alcanzado el acuerdo nuevo, el presidente Juan Manuel Santos irrumpió para dar a conocer la buena noticia. Esta vez con mesura. La lección estaba aprendida. Siempre insistió en que se tuvieron en cuenta los aportes de las corrientes del NO, a quienes agradeció la seriedad de los aportes y la posibilidad de llevarlos a cabo.
Como era de esperarse, creció como espuma el interés por conocer el texto de los acuerdos, pues el No exigía, desde un comienzo, que los ajustes fueran de fondo y no de forma; en palabras de Uribe Vélez: “no basta con maquillajes”, a lo que Humberto de la Calle, el jefe negociador del Gobierno, respondió que “siempre hemos pensado en acuerdos de fondo”, con lo que cerró la puerta a cualquier controversia por este lado.
Antes que se llegara el día del gran anuncio, las corrientes opositoras también dieron muestra de sensatez, porque no hicieron drama cuando el presidente Juan Manuel Santos, con mucho protocolo, no acogió la propuesta de sumar a su equipo negociador un representante del NO, sin voz y sin voto. Era consciente que en cualquier momento ese testigo extra podría causar ruido.
Luego de los ajustes de última hora, los acuerdos definitivos quedaron colgados en www.mesadeconversaciones.com.co (Allí se pueden consultar), con la seguridad de saber que son los consensuados entre las partes. No han sido tocados por manos extrañas, ni nada parecido. Allí está plasmado un mes de renegociaciones y sobre todo de haber escuchado a las voces que no estaban de acuerdo. Esto permite que ahora se haya pasado a otra atmósfera más positiva y optimista.
La atmósfera que se registra en Colombia en estos momentos contagia a la comunidad internacional, tal como lo expresa, por ejemplo, el Ministro Federal de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmejer, al calificar los acuerdos como “símbolo de esperanza”. Otros países se han expresado en el mismo sentido.
El ministro alemán agregó: “También demuestra la pasión con la que el presidente Santos se desempeña por esa paz que debe terminar por fin con esas décadas de morir y matar en Colombia. Solamente podemos admirar este coraje de la paz”, agregó el Ministro alemán.
Indicó que “Alemania se está comprometiendo desde hace una década por esa paz y también en el futuro seguirá apoyando a su socio Colombia. Ayudaremos a conseguir la esperanza de la paz mediante medidas concretas de apoyo”.
Se puede cerrar diciendo que estos nuevos acuerdos son el resultado de la sensatez, donde las voces disonantes se perderán entre el eco de las grandes mayorías que están de acuerdo en que se venga la paz con las Farc y que éstas acudan a las urnas en busca de respaldo, es la democracia.

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