5.18.2009

El sendero peatonal de la Acequia Chambimbal, a merced del vicio y las drogas

Preocupados se encuentran habitantes de barrios cercanos al sendero peatonal del pie de la Loma de la Cruz, por el asedio de consumidores de vicio, piden que la policía actúe ya


Redacción Buga



Más presencia por parte de la policía de la Estación Buga, piden quienes diariamente se dan cita a las prácticas deportivas en el sendero peatonal y ecológico al pie de la Loma de la Cruz.
Manifiestan las personas adultas mayores que en horas de la tarde especialmente, no pueden acudir al sector por la proliferación de personas consumiendo sustancias nocivas para la salud; de ahí que se ven obligados a la vida sedentaria, sin que exista la posibilidad de continuar con una vida saludable, antes de cumplir su ciclo de vida en este mundo terrenal.
En igual manera se han pronunciado los moradores de los barrios cercanos a este sendero, quienes diariamente deben soportar la problemática, que les cohíbe de recrearse con la familia, los niños y de darse un paseo alentador en busca del sano esparcimiento.
La situación preocupa cada vez más, ya que por lo oscuro del sendero y lo enmalezado de su vía, es utilizada por estas personas para camuflarse y dejarse llevar por el apego a este vicio.
Hasta actos impúdicos e inmorales han tenido que presenciar las comunidades de los barrios cercanos, de hecho el silencio, oscuridad, complacencia de las autoridades y todo lo que les acolita a esta gente, se convierte en dolor de cabeza para ellos, que en muchas ocasiones han deseado vender sus propiedades y retirase a otras partes, a construir mejor su vida con tranquilidad.
El llamado pues es para que la policía realice las rondas por el sendero en horas donde la gente de bien acude a las gimnasia, deporte, recreación, a caminar como mecanismo de terapia, entre otros grandes beneficios que pueden recibir al transitar por este fresco sendero.
Manifiesta la comunidad que durante los fines de semana, llegada la tarde, no existe forma de transitar por allí, pues se notan permanentes señales de humo como si se tratara de grupos indígenas en sus rituales, a más del humo olor a marihuana que se mezclan en el ambiente, genera reacción negativa, y se convierten ellos en consumidores pasivos.
"Hasta cuando debemos soportar esto? Es injusto que debamos convivir o aceptar los desordenes sociales y sexuales que se registran en este pasillo, que se creía sería para mejorar el entorno, pero nos trajo más problemas", precisaron los consultados por la redacción de El Periódico.

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