2.10.2014

Habitantes de calle siguen apoderándose de los andenes y atrios de iglesias

Redacción Buga
El Periódico

La indigencia en Colombia es un problema bastante grave. Ya sea un pueblo o una ciudad, las cifras aumentan cada día, convirtiéndose en una de las noticias de  más importancia en el país; problema de ingreso, miseria, juventud, desigualdad.
Pareciera que una de las principales problemáticas causantes de la indigencia en Colombia es la cantidad de personas desplazadas que encontramos en nuestro país. Desafortunadamente la violencia en Colombia, más específicamente el conflicto armado que vive, hace que los grupos al margen de la ley amenacen a los campesinos y así logran que se retiren de sus hogares. De esta manera ellos obtienen algunos territorios y lugares en los cuales pueden establecer y comenzar a operar. No
obstante, los campesinos no sólo se ven obligados a dejar todas sus pertenencias atrás, además deben salir a buscar una fortuna en las ciudades siendo así el desplazamiento forzoso en Colombia un camino sin retorno hacia la pobreza.
Situación ésta que ha venido proliferando en Buga, sin que exista ninguna clase de voluntad política por parte de los gobernantes de turno quienes en la última década no han ejecutado acciones tendientes en evitar que los habitantes de calle se apoderen  de cuanto espacio encuentran. Se han convertido en dormitorios, los andenes, atrios de las iglesias, antejardines, las bancas de los parques y cuanto sitio encuentran donde les coge la noche y el sueño.
Tal pareciera como si existiera arrogancia por parte de la representante del Ministerio Público en Buga en generar acciones que conlleven a que estas personas vuelvan a sus sitios de origen, ya que en su mayoría se han aposentado en la Ciudad Señora por los jugosos beneficios que reciben con las dádivas.
Desde la Secretaría de Bienestar social en la presente administración municipal, no se conoce que adelanten programas tendientes en generar espacios que permitan la regeneración de estas personas, o de una caracterización para establecer el número de ellos que deambulan por nuestras calles; no se tienen estadísticas del orden gubernamental por entidad municipal alguna que identifique las necesidades de estos hermanos que por adversas situaciones han quedado bajo el yugo del desamparo estatal y el desprecio de una sociedad arrogante.
En Buga, sólo basta por darse un paseo a tempranas horas en la tarde por el sector histórico, céntrico, por las iglesias y en horas de la noche en cercanías a hoteles y restaurantes, para observar el panorama que día a día quebranta los programas sociales que trata de sacar adelante la presente administración municipal, sin el apoyo y compromiso de unas secretarías indolentes e incapaces de cumplir las misiones encomendadas

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