Apoyo periodístico Fernando Buriticá.
Don Luís Eduardo Quintero Lenis, tiene la mirada tan antigua como sus recuerdos, varias generaciones de esta región tienen mucho que agradecerle.
Nació el 11 de diciembre de 1.925, en Quebrada Seca en lo que él llama un Alto; allí nació, allí se crió y creció al lado de su padre cultivando la tierra. Su padre Emilio Quintero Tenorio, natural de Quebrada Seca, quien fue poco a poco adquiriendo esas tierras. Don Luis Eduardo hizo lo mismo, compró una parte en el sector de Guayabal, cuya propietaria fue doña Elvia Quintero de Fina.
En aquella época eran pocas y distantes las familias que habitaban el corregimiento. Doña Lilia Cobo la del kiosco de Quebrada Seca, guarda en los recuerdos de su infancia algunas de ellas. Su padre fue don Justiniano Cobo, dueño de una gran finca sembrada en café, plátano y guayaba, donde había una vertiente de agua parecida a un manantial. Don Justiniano a causa de los años y las enfermedades patrimonio de los viejos, le vendió sus tierras a don Teodoro Domínguez, quien fue vendiendo lotes hasta formar la vereda de El Manantial que hoy pertenece al corregimiento de Quebrada seca.
Este sector fue uno de los primeros y más grandes corregimientos que tuvo Buga, al igual que La Habana, Chambimbal y Monterrey. Se extendía desde las riveras del Río Guadalajara hasta el Río Sonso. A medida que se multiplicaban las familias se formó Zanjón Hondo, su límite es la quebrada Las Agüitas y se separó de Quebrada Seca por una Ley que el señor Luis Eduardo ya no recuerda.
La mayor parte de los habitantes de la región trabajaba en las haciendas grandes que abarcaban la parte plana hasta el Río Cauca, los habitantes de San Antonio, La Quiebra y la vereda Santa Bárbara vivían básicamente del café, se desplazaban por los caminos que bordean la Quebrada Seca y llegaban al coso, lugar donde amarraban sus bestias para compartir en la fonda que se ubicó en lo que es hoy la entrada al Manantial.
Don Luis Eduardo recuerda que su papá lo llevaba a misa los domingos a la Iglesia de la Merced que era la parroquia a la que pertenecían. El recorrido se hacía a pie por la carretera destapada y angosta. Por allí él vio pasar los primeros carros, el tren atravesando el plan sobre los hilos de hierro con su gran pito, su bocanada de humo y su cadencia metálica, por allá entre 1.920 y 1.930.
En 1.962, agobiados por las necesidades en servicios públicos, don Luis Eduardo escucho por radio de la existencia de las Juntas de Acción Comunal, su principal afán era la energía eléctrica. Se reunió con el señor Jesús Romero y un sobrino para formar una Junta y así quitarse de encima la incomodidad de alumbrar con velas.
Formaron una directiva de alto nivel, él no fue el primer Presidente porque reconoce que era un tonto que le daba pena hablar. Lo era a causa de que, solo, dice él - estudió en la escuela y no pudo asistir al Académico en Buga en la carrera 13 con calle 5, porque era difícil el traslado y se estudiaba a doble jornada.
El Presidente de la primera Junta fue el médico Humberto Neira, también la conformaron como Vicepresidente el Bacteriólogo Alberto Rodríguez y el doctor Cortázar Toledo. El médico Rafael Rengifo era Concejal de Buga y fue quien les ayudó a conseguir una partida de $ 20.000.oo, para la electrificación, con el cual compraron un transformador, pero se necesitaban dos. Para terminar la electrificación tendiendo redes y postes, faltaban $ 28.000.oo. Entre los escasos vecinos reunieron $ 20.000.oo y don Ulpiano Tascón, les firmó un cheque por $ 8.000.oo; fue él quien también les donó el lote donde hoy funciona la caseta comunal que tan bien fue Inspección de policía. La casa la construyeron las manos de los vecinos sacrificando parte de sus recursos, los domingos y festivos.
Ha pasado tanto tiempo como agua ha corrido por la acequia que toma el agua frente a la C.V.C. y viaja hasta Quebrada Seca bordeando las lomas del Albergue. Los habitantes de la zona transportaban el agua en galones y a lomos de bestia desde el Río Guadalajara. Se logró ese servicio a causa de que un primo de don Luis Eduardo fue Corregidor, viendo el empuje de la comunidad logró una partida con el Gobernador Alonso Aragón Quintero, para canalizar el agua, esta acequia aún existe pero la región goza del servicio de agua potable.
Se ha hecho mucho, pero falta cubrir algunas necesidades, viejo y agotado por tanta lucha, don Luis Eduardo sueña con el servicio de alcantarillado para su región. Don Heriberto Sánchez, Presidente actual de la Junta comunal se esfuerza al igual que don Luis Eduardo porque le construyan a la comunidad un polideportivo que puede ser posible con un poco de voluntad en parte de un terreno de la Academia Militar. Por la buena carretera que atraviesa hoy a Quebrada Seca, se hacen necesarios algunos reductores de velocidad para que no ocurran más accidentes por imprudencia de propios y extraños.
Hace 63 años don Luis Eduardo Quintero Lenis, se casó con la señora Cecilia Campo Lozano, una profesora que llegó de Buga a enseñar en la escuela Antonio Guendica que funcionaba en un rancho de paja de la región, allí hizo él sus únicos estudios. Don Luis Eduardo se siente feliz por estar disfrutando lo que se logró con el esfuerzo y la voluntad de muchos años. No añora nada porque siempre ha sido feliz en Quebrada Seca.
Don Luís Eduardo Quintero Lenis, tiene la mirada tan antigua como sus recuerdos, varias generaciones de esta región tienen mucho que agradecerle.
Nació el 11 de diciembre de 1.925, en Quebrada Seca en lo que él llama un Alto; allí nació, allí se crió y creció al lado de su padre cultivando la tierra. Su padre Emilio Quintero Tenorio, natural de Quebrada Seca, quien fue poco a poco adquiriendo esas tierras. Don Luis Eduardo hizo lo mismo, compró una parte en el sector de Guayabal, cuya propietaria fue doña Elvia Quintero de Fina.
En aquella época eran pocas y distantes las familias que habitaban el corregimiento. Doña Lilia Cobo la del kiosco de Quebrada Seca, guarda en los recuerdos de su infancia algunas de ellas. Su padre fue don Justiniano Cobo, dueño de una gran finca sembrada en café, plátano y guayaba, donde había una vertiente de agua parecida a un manantial. Don Justiniano a causa de los años y las enfermedades patrimonio de los viejos, le vendió sus tierras a don Teodoro Domínguez, quien fue vendiendo lotes hasta formar la vereda de El Manantial que hoy pertenece al corregimiento de Quebrada seca.
Este sector fue uno de los primeros y más grandes corregimientos que tuvo Buga, al igual que La Habana, Chambimbal y Monterrey. Se extendía desde las riveras del Río Guadalajara hasta el Río Sonso. A medida que se multiplicaban las familias se formó Zanjón Hondo, su límite es la quebrada Las Agüitas y se separó de Quebrada Seca por una Ley que el señor Luis Eduardo ya no recuerda.
La mayor parte de los habitantes de la región trabajaba en las haciendas grandes que abarcaban la parte plana hasta el Río Cauca, los habitantes de San Antonio, La Quiebra y la vereda Santa Bárbara vivían básicamente del café, se desplazaban por los caminos que bordean la Quebrada Seca y llegaban al coso, lugar donde amarraban sus bestias para compartir en la fonda que se ubicó en lo que es hoy la entrada al Manantial.
Don Luis Eduardo recuerda que su papá lo llevaba a misa los domingos a la Iglesia de la Merced que era la parroquia a la que pertenecían. El recorrido se hacía a pie por la carretera destapada y angosta. Por allí él vio pasar los primeros carros, el tren atravesando el plan sobre los hilos de hierro con su gran pito, su bocanada de humo y su cadencia metálica, por allá entre 1.920 y 1.930.
En 1.962, agobiados por las necesidades en servicios públicos, don Luis Eduardo escucho por radio de la existencia de las Juntas de Acción Comunal, su principal afán era la energía eléctrica. Se reunió con el señor Jesús Romero y un sobrino para formar una Junta y así quitarse de encima la incomodidad de alumbrar con velas.
Formaron una directiva de alto nivel, él no fue el primer Presidente porque reconoce que era un tonto que le daba pena hablar. Lo era a causa de que, solo, dice él - estudió en la escuela y no pudo asistir al Académico en Buga en la carrera 13 con calle 5, porque era difícil el traslado y se estudiaba a doble jornada.
El Presidente de la primera Junta fue el médico Humberto Neira, también la conformaron como Vicepresidente el Bacteriólogo Alberto Rodríguez y el doctor Cortázar Toledo. El médico Rafael Rengifo era Concejal de Buga y fue quien les ayudó a conseguir una partida de $ 20.000.oo, para la electrificación, con el cual compraron un transformador, pero se necesitaban dos. Para terminar la electrificación tendiendo redes y postes, faltaban $ 28.000.oo. Entre los escasos vecinos reunieron $ 20.000.oo y don Ulpiano Tascón, les firmó un cheque por $ 8.000.oo; fue él quien también les donó el lote donde hoy funciona la caseta comunal que tan bien fue Inspección de policía. La casa la construyeron las manos de los vecinos sacrificando parte de sus recursos, los domingos y festivos.
Ha pasado tanto tiempo como agua ha corrido por la acequia que toma el agua frente a la C.V.C. y viaja hasta Quebrada Seca bordeando las lomas del Albergue. Los habitantes de la zona transportaban el agua en galones y a lomos de bestia desde el Río Guadalajara. Se logró ese servicio a causa de que un primo de don Luis Eduardo fue Corregidor, viendo el empuje de la comunidad logró una partida con el Gobernador Alonso Aragón Quintero, para canalizar el agua, esta acequia aún existe pero la región goza del servicio de agua potable.
Se ha hecho mucho, pero falta cubrir algunas necesidades, viejo y agotado por tanta lucha, don Luis Eduardo sueña con el servicio de alcantarillado para su región. Don Heriberto Sánchez, Presidente actual de la Junta comunal se esfuerza al igual que don Luis Eduardo porque le construyan a la comunidad un polideportivo que puede ser posible con un poco de voluntad en parte de un terreno de la Academia Militar. Por la buena carretera que atraviesa hoy a Quebrada Seca, se hacen necesarios algunos reductores de velocidad para que no ocurran más accidentes por imprudencia de propios y extraños.
Hace 63 años don Luis Eduardo Quintero Lenis, se casó con la señora Cecilia Campo Lozano, una profesora que llegó de Buga a enseñar en la escuela Antonio Guendica que funcionaba en un rancho de paja de la región, allí hizo él sus únicos estudios. Don Luis Eduardo se siente feliz por estar disfrutando lo que se logró con el esfuerzo y la voluntad de muchos años. No añora nada porque siempre ha sido feliz en Quebrada Seca.