Son constantes los trancones que a diario se observan sin que exista autoridad en tránsito que contribuya regulando la movilidad en tan congestionado tramo de doble calzada.
Pero más allá de este inconveniente en la movilidad, se encuentra la suciedad que deben soportar los residentes, quienes se muestran cansados y preocupados porque a ninguna hora ni del día o la noche, pueden abrir las puertas de las viviendas pues el fuerte polvero que se levanta producto del tráfico vehicular desde y hacia las bodegas cercanas, ocasiona pánico respiratorio entre los afectados vecinos.
Esta situación con las fuertes polvaredas se viene registrando desde hace buen tiempo, y según el vecindario, no ha valido ni la presencia de las autoridades ambientales, para que los tenedores de este amplio y descubierto espacio utilizado como parqueadero de vehículos de carga, lo hagan embalastrar, evitando que en temporada de lluvias, el barro que se adhiere a los neumáticos de los carros, quede impregnado en la vía pública.
Existe la gran preocupación por parte de los propietarios de restaurantes, piqueteaderos y afines ubicados en el sector, quienes constantemente presentan pérdidas por la falta de clientela, en razón de que el polvero que se levanta al paso de toda clase de carros, genera malestar entre los comensales.
Y no se puede decir que ha sido por negligencia del orden municipal, porque según los moradores afectados, son testigos de las visitas adelantadas por diferentes funcionarios, pero no se toma ningún correctivo por parte de los propietarios o tenedores del parqueadero, se requiere del compromiso de los encargados para que la tranquilidad, sana convivencia y armonía, reine nuevamente y así, los comerciantes puedan continuar con sus actividades sin que se vean lesionados sus interés e inversiones.