BUGA - Fueron varios días de angustia para el tenedor de un perro de raza quien se encontraba en su búsqueda por todos los rincones del barrio La Merced; al parecer, el juguetón animal salió del lugar donde se le brindaba atención y desapareció como por arte de magia.
Sin que Luis Alberto Sánchez, tenedor del canino imaginara que su perro volvería a casa, en los pasillos de la antigua estación del ferrocarril el perro se divertía, comía y disfrutaba a las anchas, gracias a unas personas entre ellos el señor Jefferson Velásquez, quien al ver que un habitante de calle lo llevaba sin rumbo especifico, le llamó y solicitó que lo dejara en la antigua estación del tren, por si su dueño-tenedor llegaba a preguntarlo.
Por esas cosas de la vida, el perro llegó hasta la antigua estación del tren, donde las personas que allí se ocupan de labores cotidianas le brindaron atención, alimentación, agua, medicamentos y abrigo; pues solo les asiste como humanos el deseo de proteger la especie animal.
Acciones como esta, son dignas de imitar y aplaudir a las personas que con amor por la especie animal, cumplieron con este propósito, desde luego, en sus rostros se notó gran satisfacción por lograr lo que muchos ni siquiera se lo han propuesto.
La historia es muy enriquecedora dado que mientras en otros puntos geográficos de Buga, algunos desadaptados sacrifican sus animales de compañía de manera inmisericorde, en este espacio de la antigua Estación del tren, los vigilantes, trabajadores, obreros, personal de servicios varios, servidores y funcionarios públicos, le pusieron el pecho a la brisa en procura de salvaguardar la vida del indefenso animal.
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