BUGA - Desde mediados del mes de junio cuando la región empezó a hacer tránsito hacia el segundo periodo seco del año por el cual atraviesa, el calor, las pocas precipitaciones y la mayor exposición a los rayos solares, se han encargado de propiciar las condiciones de resequedad en la cobertura vegetal y disponibilidad de material combustible para incendios forestales.
“Reiteramos el llamado a las autoridades municipales, departamentales y a los otros integrantes de los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo, para que mantengan activos los Planes de Emergencia y Contingencia, PLEC, o los que actualmente hagan sus veces, para atender los eventos que se puedan presentar por el aumento en la vulnerabilidad climática y el problema en el riesgo de propagación de incendios forestales”, indicó Óscar Libardo Campo, Director general de la CVC.
A la densidad de población, las actividades humanas en las zonas de ladera, la extensión de los asentamientos, el tipo de cobertura vegetal dominante y las pendientes pronunciadas, entre otras características, se suman factores como la acción de los vientos, las altas temperaturas y la disminución en la intensidad y frecuencia de las lluvias, que incrementan la vulnerabilidad y por tanto el riesgo del territorio para la incidencia de incendios forestales.
“Agosto es un mes caracterizado por el incremento en la velocidad de los vientos, por eso ante la ocurrencia de un incendio forestal la acción del viento es un agente que facilita la propagación del fuego y aún más considerando las pendientes pronunciadas de las zonas de ladera de muchos de los municipios del departamento”, señaló Fabio Calero Montealegre, Coordinador del proyecto de apoyo a la gestión del riesgo de incendios forestales o de coberturas vegetales de la CVC.
Aunque hay factores climáticos que acentúan la vulnerabilidad de ocurrencia de incendios forestales, estos no aparecen espontáneamente o por efecto del calor; las actuales condiciones de la cobertura vegetal son propicias para la propagación de incendios, desencadenados por acciones humanas o por manos criminales.
Por eso entre las disposiciones dadas por la CVC para la gestión del riesgo en este periodo seco, se recomienda a la comunidad en general y a los actores sociales potencialmente generadores de incendios forestales como paseantes, turistas, mineros, agricultores, ganaderos, habitantes y visitantes de las zonas rurales y de ladera, que hasta el mes de septiembre inclusive, se abstengan de realizar actividades que impliquen el uso y manejo del fuego como encender hogueras, realizar quemas agrícolas abiertas, quemas rurales, fogatas recreativas, etc.
Además de los severos daños ambientales que causan los incendios a su paso, las personas que sean sorprendidas provocándolos incurren en un delito incluido en el código penal y en multas que pueden llegar a un monto de 30 millones de pesos.
Inciden factores como densidad de población, actividades en zonas de ladera, cobertura vegetal dominante, pendientes pronunciadas, vientos, temperatura y lluvias