Protectoras de animales siguen llamando la atención de la comunidad para que evite cometer acciones de maltrato contra los animales, y cumpla con la responsabilidad que adquiere a la hora de decidir tener una mascota, además que se denuncie cualquier situación en la que estos seres sintientes, estén siendo objeto de maltrato, inclusive el abandono que es también considerado como una infracción a la ley de protección animal.
Lo anterior, frente a un caso que se presentó con un caballo que murió y que estaba a cargo de una pesebrera en el barrio La Merced de Buga.
De acuerdo a lo manifestado por activistas - proteccionistas animales, sobre el caso del semoviente caballar que se encontraba en una pesebrera privada, donde el indefenso animal no pudo contar con asistencia veterinaria dado que no se permitió el ingreso para que se le prestara la debida atención.
En este sentido, los proteccionistas elevan un vehemente llamado a las autoridades de control policial ambiental y animal, para que ejecuten las herramientas legales entregadas en busca de contrarrestar este accionar, para que el maltrato contra estos seres sintientes e indefensos, no quede en letra muerta y solo revoleteo.
Se advirtió por parte de las entidades proteccionistas de los animales en esta municipalidad, que es deber de todo ciudadano el propender por el derecho que tienen estos seres declarados sintientes, para que no se cometan abusos o maltratos contra ellos, pues la normatividad existente precisa en sanciones desde pecuniarias hasta carcelarias dado la gravedad del caso.
Al devolver la página sobre la inaceptable conducta humana contra los animales de compañía, animales domésticos y en general contra esta población, en el caso de Buga las condiciones no han sido muy positivas que digamos; recordar que semovientes caballares como “Picasso” que fue dejado a su suerte al caer a un humedal, sin que su dueño o tenedor se inmutara en brindarle asistencia al menos para evitar que el semoviente sufriera de hipotermia durante las gélidas noches que pasó sumergido entre el lodo y el agua, ello unido a la deshidratación y las fuertes y graves quemaduras de piel presentadas por el efecto invernadero, a más de las afectaciones porque en sus cascos se aposentó la humedad que le ocasionó una gusanera que le carcomió parte de sus extremidades inferiores, el indefenso animal murió a pesar de los esfuerzos que un grupo de personas realizaron; y qué decir de “Moquillo”, para este caballo la suerte no le fue mejor, un desadaptado lo apuñaló en más de 15 ocasiones en diferentes partes de su cuerpo en retaliaciones contra su tenedor… ¿qué clase de ser humano podría ocurrírsele semejante canallada?, ¿será que quien hizo esto podrá albergar tranquilidad y sosiego en su vida, en su corazón y en su diario vivir?... no es creíble.
Pero la pregunta que se podrán estar haciendo nuestros lectores es. ¿Qué ha pasado con las autoridades de policía ambiental, personería municipal de Buga, y demás entidades que dicen llamarse protectoras de los animales, y que tienen las herramientas jurídicas para que casos como estos no queden en la impunidad y el olvido?