La Batalla de los Chancos
El 31 de agosto de 1876 entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde, un ejército de seis mil liberales provenientes del departamento del Cauca y otro de siete mil conservadores llegados de Antioquia se enfrentó en sangrienta lucha; el supuesto fin de esta guerra era derrotar el gobierno liberal calificado por los conservadores como ateo, por lo tanto esta tuvo un fin como antes se dijo, político-religioso. El general Rafael Uribe Uribe participó en esta batalla, en la que según cuentan, recibió su bautismo de sangre. El enfrentamiento, al final de la tarde lo ganaron las fuerzas del gobierno liberal, pues los invasores conservadores salieron en desbandada. Entre los combatientes conservadores había un sujeto con locura mística y decía que él era Jesucristo y durante el combate gritaba necedades de religión; y momentos antes de culminar la lucha en el humo de la pólvora de las armas, se formó una cruz, hecho éste que el loco tomó como un milagro y vociferaba anunciando que Dios estaba con ellos. Los liberales ganaron la batalla por un error de los conservadores; los liberales se dieron por vencidos en el momento en que llegaban refuerzos para los conservadores, éstos se confundieron y pelearon contra su propia gente, lo que constituyó una derrota para las fuerzas conservadoras y para los liberales significó el triunfo.
La Hacienda Altozano
La palabra Altozano, según la historia de la hacienda, significa: Vivienda en la colina plana cerca de la cordillera; ésta sirvió de refugio para los combatientes que salían heridos, dada su cercanía al lugar donde se libraba la batalla, en ella se atendieron sin distingo de partido, se les brindó posada, alimentos y las curaciones, es decir, se convirtió en hospital de guerra. Según afirman los dueños de esta propiedad durante más de doscientos años esta hacienda perteneció a su familia, la familia Aguilera; la batalla llegó hasta la casa, pues en una de las habitaciones remataron a uno de los heridos.
El combate en las Chambas: Esta fue otra de las contiendas que tuvo lugar en el centro del Valle, en 1899 cuando la guerra de los mil días, el liberalismo se sentía disgustado por la actuación del régimen conservador, por lo cual los liberales tomaron las armas y libraron esta sangrienta batalla desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, no sabemos el día ni el mes pero en ese año. Las fuerzas conservadoras eran comandadas por el general Alejandro Henao y los liberales por el general Fidel Victoria. Esta contienda la ganaron las fuerzas conservadoras, en ella perdieron la vida cien combatientes y ciento cinco quedaron heridos; en el combate tomaron parte algunos habitantes de San Pedro, entre ellos Ulpiano Ospina, Isaías Chacón, Ignacio Ospina y el coronel José Antonio Aguilera.
En el olvido
La historia no ha sido bondadosa con estas contiendas, aparte de no figurar en las páginas de los libros, los sitios se encuentran en el completo olvido. La administración municipal de San Pedro, al conmemorar otro año de la batalla de los Chancos, hizo construir un monumento en honor a quienes allí lucharon, pero hoy se encuentra abandonado y se nota que ya hace mucho tiempo no se visita el lugar.
La Batalla de Los Chancos fue el primer enfrentamiento a gran escala librado en el contexto de la guerra civil de 1876 en el antiguo Estado Soberano del Cauca entre las fuerzas liberales y conservadores. Junto a los ejércitos regulares enfrentados, participaron gran número de milicianos que fueron agregándose a las fuerzas durante las semanas previas al enfrentamiento librado el 31 de agosto de 1876.
La guerra civil se inició el 9 de julio de 1876 con la sublevación de los gobiernos de los estados de Tolima y Antioquia, extendiéndose rápidamente a Cauca que se convirtió en el principal territorio en disputa entre los rebeldes y el gobierno central. El 16 del mismo mes, los insurrectos tomaron Cartago y nombraron a Sergio Arboleda presidente provisorio del país, pero éste carecía de prestigio militar y apoyo popular.
A mediados de agosto se inició la respuesta del gobierno federal, el ejército fue elevado a 20.000 plazas y se organizó una flotilla para defender y poder cruzar el río Magdalena. El general liberal Julián Trujillo, quedó a cargo de las tropas gubernamentales en operaciones en el Cauca; su colega Santos Acosta actuaba en Tolima; Fernando Ponce resguardaba la costa atlántica y Joaquín Reyes, el centro del país y la capital, Bogotá.
Trujillo inició su ofensiva en el Valle del Cauca a mediados de mes tras reunir sus fuerzas con las tropas liberales aún restantes en la región. Estableció su campamento cerca de Santiago de Cali, en un lugar llamado Los Chancos. Esta inacción motivó al general Córdova a unir sus fuerzas a los antioqueños y atacar a su rival. Durante la marcha, guerrillas liberales acosaron constantemente al ejército rebelde, debilitándolo.
Esta falta de unidad en los conservadores se manifestó el día de la batalla en que el mando conservador estaba dividido entre él y sus generales Córdova y Gutiérrez (ambos líderes muy carismáticos), el primero al mando de los tolimenses y caucanos, y el segundo de los antioqueños. Por el otro bando, las fuerzas estaban bien disciplinadas y organizadas bajo el mando único de Trujillo.
La batalla:
El combate se inició temprano en la mañana, con el ataque de los insurrectos contra el flanco derecho de la línea de los liberales, luego el izquierdo y finalmente también en el centro. Cerca del mediodía la batalla parecía decidida a favor de los conservadores que habían roto el flanco derecho de sus contrincantes y habían llegado a su campamento.
En ese momento se ordenó a los 500 jinetes rebeldes atacar dicho flanco, pero de inmediato fueron rechazados por el batallón Zapadores. En ese mismo momento dos batallones gubernamentales reforzaron su flanco izquierdo haciendo retroceder a su enemigo y otro par avanzó por el frente, que logró capturar la ametralladora enemiga que tanto daño había causado a sus filas.
Ante esto, viendo la oportunidad de obtener la victoria, Trujillo ordenó a sus cuatro batallones de reserva atacar el centro de la formación enemiga, consiguiendo rodear a todo un batallón conservador, masacrando a la mayoría de sus soldados y quedando capturada su bandera y unos pocos sobrevivientes.
Una gran cantidad de armas fueron capturadas, sin embargo, los conservadores no quedaron debilitados materialmente pero sí moralmente.
Consecuencia:
Tras la batalla, el Estado de Tolima cayó en poder de los liberales, pero éste cambiaría varias veces de manos en el curso de la guerra, desde ahí los federales ejercieron presión contra el Estado de Antioquia, mientras el gobierno de éste se fortificó en Manizales para detener a sus rivales.
Atrincherados en sus posiciones restantes en Tolima y en Antioquia, los conservadores intentaran reconquistar el centro de Tolima, lo que provocara una inmediata respuesta de sus enemigos, llevando a la siguiente gran batalla de la guerra, La Garrapata.
Fuente: Historias de Valle y Biblioteca departamental.