He aquí una serie de consejos útiles a la hora de comprar plantas, todos ellos fruto de la experiencia de años de comprar, trasplantar y observar a nuestras pequeñas amigas verdes.
Cuando vemos las plantas expuestas en las grandes bandejas, al estar todas juntas presentan un manto compacto con un aspecto inmejorable, pero cuando cogemos una planta de entre todas, suele llevar a la decepción, ya que de una en una no suelen alcanzar gran envergadura y a lo sumo poseen dos o tres flores como mucho.
Esto no debería desanimarnos, ya que debemos tener en cuenta que la planta se desarrollará con rapidez una vez trasplantada, estimulada por el nuevo sustrato y el riego adecuado. En lo que sí es importante que nos fijemos es en otros detalles.
Si la planta presenta agujeros, hojas amarillas, polvo blanquecino, o un aspecto seco, deberemos actuar con precaución, ya que es posible que esté dañada. Es poco probable que vengan con pulgón u otros parásitos, pero de todos modos la examinaremos con detenimiento.
Las plantas tendrán las raíces en perfecto estado, no deberán sobresalir en exceso entre los agujeros de drenaje de las macetas, ni presentar un aspecto débil. Si al tomar la planta entre nuestras manos, ésta se desprende de entre la tierra, no estará suficientemente enraizada, por tanto la rechazaremos.
No debemos dejarnos llevar por el número de flores que presenten las plantas. Una flor desarrollada tiene menos valor que unos botones abundantes. Una vez en casa, las flores desaparecen pronto, por contra, si escogemos ejemplares con gran cantidad de capullos, estos se abrirán en pocos días, ofreciendo un espectáculo de color. Dejemos pues que las flores nos den una idea de la forma y color de las mismas, pero confiemos en la promesa de futuro que nos brindan las pequeñas yemas.