El Periódico
La Secretaría de Bienestar Social y Desarrollo Comunitario del municipio, está convocando a la comunidad con discapacidad visual para que realice su inscripción con la finalidad de participar de los próximos talleres de lectoescritura braille
El llamado fue hecho por la trabajadora social Dulfay Andrea Jaramillo Ortiz, titular de la dependencia, para que a través de la profesional Johana Bahena, las personas con dicha discapacidad procedan a inscribirse en la sede de la Secretaría durante horario de oficina, para posteriormente programar los talleres de capacitación.
Luis Braille escribió: "El acceso a la comunicación en su sentido más amplio es el acceso al conocimiento, y eso es de importancia vital para nosotros si no queremos continuar siendo despreciados o protegidos por personas videntes compasivas. No necesitamos piedad ni que nos recuerden que somos vulnerables. Tenemos que ser tratados como iguales, y la comunicación es el medio por el que podemos conseguirlo.
“De esta manera, seguimos correspondiendo a las políticas de inclusión y cumplimiento a la Ley 1618 del 2013, tal como lo ha orientado el magíster John Harold Suárez Vargas”, dijo la funcionaria, al anunciar que los talleres de lectoescritura Braille, se programarán para los días martes y viernes. Oportunamente se indicará la fecha de inicio.
La historia de los ciegos es tan antigua, evidentemente, como la historia de la humanidad. De hecho hay datos contrastados de la existencia de hombres y mujeres ciegos en las más ancestrales civilizaciones como Grecia, Egipto o Mesopotamia, por no llegar más lejos en nuestra retrospección hasta los albores de la humanidad, donde también se encuentran vestigios claros de su presencia.
En la mayor parte de las ocasiones se trata de adivinos, rapsodas o magos, que hacían valer su falta de visión para proyectar su influencia en los demás. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, la ceguera va asociada a actividades de limosneo, y son excepcionales los casos en que han ejercitado otras profesiones alcanzando cierto realce social.
La literatura, la religión y la sabiduría popular nos hablan de ciegos que se hicieron célebres por sus habilidades extraordinarias o las que otros hicieron por ellos o a su costa.
Se trata en todos los casos de destrezas o conocimientos en los que no intervenía el dominio de la escritura y la lectura.
El primer colegio para ciegos lo fundó Valentín; ahí se impartían clases a sesenta niños ciegos instruyéndole en las diferentes asignaturas, confiando a la transmisión oral y la memorización la adquisición de los diferentes conocimientos.
Se desarrolló, no obstante, el primer método de impresión de libros para ciegos que consistía en presionar una cartulina mojada sobre caracteres de gran tamaño hechos de plomo. Los libros resultantes eran enormes y muy pesados. Cada volumen pesaba alrededor de nueve kilos. Por otra parte, su lectura era excesivamente lenta, debiendo recorrer con la yema del dedo cada carácter hasta reconocerlo y poder seguir con el siguiente, de forma que al final de una palabra difícilmente recordaban sus primeras letras. Por otra parte, el método de Valentín hacía posible la lectura, pero en ningún caso la escritura por parte de los ciegos.